El movimiento justica, al que pertenecí por un tiempo, tuvo una muy buena época durante aquellos años. Se había ganado fama de opositora y tenía buenos seguidores. Ya había ganado el Centro Federado quitándole el lugar que durante 14 años había ocupado la UE (Unión Estudiantil), sin embargo el año que ganó impugnaron las elecciones y cerraron el Centro Federado. No obstante ello mantenía la representación por mayoría, respecto de los estudiantes universitarios frente a las autoridades.
En ese marco de representatividad, le correspondió la organización de la "Fiesta de Cachimbos 1998" cuyos organizadores eras: Lilly llanos, Geraldine Del Carpio, Paul Mejía y yo.
Era tradición que durante dicha celebración se tenía que realizar la elección de las miss cachimbo, de modo que procedimos a comunicar a los cachimbos. Luego de unos días y en la fecha límite de las propuestas de candidatas, procedí a tomar nota de sus nombres y datos personales, salón por salón. Entre aquellos recuerdo: Pamela Ampuero y Roxana Velez. Revisando la lista me faltaba la candidata de una sección, por lo que pedí a Cristian Pardo miembro de Justicia, me ayude a coordinar ese detalle. Horas después me refería que parece ser una tal Maria Alejandra, que coincidencia ¿no? un shock momentáneo me obligó a hacer como que no había escuchado y que se trataba de una coincidencia, ya que empezaba nuevamente a imaginar su sonrisa. A la hora de salida entre una pequeña multitud, que eran compañeros del salón de la candidata, Cristian Pardo se abría paso para presentarme a la candidata:
- Aquí está, ella es Maria Alejandra Alba
Titubeando y no aparentando nerviosismo, ni interés alguno, procedí a tomar sus datos. Ahora podría tener su teléfono. En ese tiempo los mails no eran algo tan masivamente difundido como hoy, razón por la cual ese dato no encajaba para las coordinaciones que tuvieran que hacerse con las candidatas.
Pensaba: - ironías de la vida, de tanto querer acercarme a ella, ahora ella es la que se acerca.
Parte de la preparación de las candidatas era el desplazamiento por la pasarella, que pasarella fue pista de baile en traje de noche y con ciertas preguntas por responder.
Encargándome de estos detalles le pedí apoyo a mi amigo Coqui Torres, con quien hice amistad en Universal Model en el año 1996, el a su vez llamó a otra amiga en común Fabiola, ya que como él decía:
- Para pasarella femenina una mujer es la que tiene que enseñar, yo puedo enseñarles lo básico pero la caminada se lo debe marcar una mujer.
Con el tema coordinado, y el horario propuesto a las candidatas para la hora de salida durante ciertos días, me preparaba para poder referirle algo a Maria Alejandra. No recuerdo si fueron más de 2 ensayos, el hecho es que ella no fue al primero; encargándole yo el ensayo a alguien no pude hablarle, y en el útlimo donde estuvo ella, quedé algo apabullado por algunas preguntas relativas al concurso por parte de las demás candidatas. Mientras que una de ellas en total desinterés, se apresuraba por marcharse sin hacer preguntas. Una vez más me quedaba viendo la espalda de María Alejandra.
Tiempo después me contó que nunca fue partícipe de ese tipo de frivolidades, y que si participó fue por presión de sus compañeros de salón.
No obstante el panorama no podía ser mejor, para no parcializarme con alguien, trataba a todas por igual. Mientras que yo, ya tenía pretexto para bailar toda la noche con Maria Alejandra, ese era mi fuerte y al mejor estilo ancestral- tribal, el baile sería la forma de acercarme más y ganar su confianza. No se pudo haber dado mejor las cosas. Mi lado platónico aún se mantenía en vigilia por ella, al igual que las mariposas en mi estómago revoloteando de alegría, luchando contra la timidez.
Algunos detalles ya estaban afinados para la fiesta, la cual se daría en la discoteca Noctambul en el distrito de Barranco. El tema del desfile por la pista de baile ya estaba preparado, algunos miembros del jurado por confirmar, y las preguntas aún por elaborar. Mi mente seguía proyectándose sobre poder enamorar a Maria Alejandra, el poder divertirme con ella bailando toda la noche y finalmente conocerla. Más de uno me recalcó lo que yo ya sabía, la oportunidad que tanto estaba esperando y que no se pudo presentar de mejor forma.
*Pongan play y sigan leyendo para acompañarse de la música
Llegado el día de la fiesta, Oscar acongojado y totalmente desubicado, parecía estar viviendo un sueño, pero no un sueño de enamorado, las cosas alrededor suyo no tenían sentido ni importancia. Era estar y no estar presente al mismo tiempo.
¿Qué pudo haber sucedido para ello?
¿Ella tenía novio?
No. No se trataba de ello.
Sin embargo el sentimiento que tenía por ella y que le había robado el sueño tantas noches, se tambaleaba entre lo real e irreal, como si hubiese perdido la perspectiva de su anhelo.
Era finalmente la única razón por la cual estaba él ahí, por ella.
¿Qué pudo haber sucedido para ello?
¿Ella tenía novio?
No. No se trataba de ello.
Sin embargo el sentimiento que tenía por ella y que le había robado el sueño tantas noches, se tambaleaba entre lo real e irreal, como si hubiese perdido la perspectiva de su anhelo.
Era finalmente la única razón por la cual estaba él ahí, por ella.
A 3 días de la tan planeada fiesta de cachimbos, la pérdida de mi padre cambió mi perspectiva de la vida a los 19 años.
Entre la angustia familiar y aprendiendo a vivir adaptándome a la nueva rutina, no me daba lugar para las clases, ni los trabajos. Era como estar dopado, todo lo demás parecía no existir, nada importaba. Las prioridades cambiaron por tratar de entender que había sucedido y que sucederá después.
Recibí las condolencias y el apoyo de muchos. En el velorio inclusive me sorprendió la presencia de algunos, pero no recuerdo ni quienes eran.
El luto implica llevar el dolor, o hacerlo notorio.
¿Y ahora... qué?
Cómo sea no podía darme el lujo de tras perder a mi padre, perder a la chica con la que tanto había soñado. Sobreponiéndome a ese estado, y a un par de horas de la fiesta, llamé a Geraldine y Lilly preguntándoles:
Entre la angustia familiar y aprendiendo a vivir adaptándome a la nueva rutina, no me daba lugar para las clases, ni los trabajos. Era como estar dopado, todo lo demás parecía no existir, nada importaba. Las prioridades cambiaron por tratar de entender que había sucedido y que sucederá después.
Recibí las condolencias y el apoyo de muchos. En el velorio inclusive me sorprendió la presencia de algunos, pero no recuerdo ni quienes eran.
El luto implica llevar el dolor, o hacerlo notorio.
¿Y ahora... qué?
Cómo sea no podía darme el lujo de tras perder a mi padre, perder a la chica con la que tanto había soñado. Sobreponiéndome a ese estado, y a un par de horas de la fiesta, llamé a Geraldine y Lilly preguntándoles:
- ¿qué es lo que falta?
- Bueno ya está todo coordinado, no te preocupes
- No, no me preocupo, pero igual voy a ir.
Recuerdo que cual rezo, opté por pedirle a mi recién fallecido padre dejarme bailar una pieza con ella y contarle que ella era la mujer de mi vida.
En un comienzo estuve parado en el umbral del ambiente que dividía a las candidatas, de la pista de baile. Parecía más bien de seguridad y recuerdo haber visto a todas las guapas candidatas con sus mejores peinados y vestidos, aún así mis ojos se quedan prendados sólo en una.
Continuó la pequeña ceremonia, con la elección de candidatas, mientras yo esperaba el momento para poder conversar más con Maria Alejandra. Luego del llamado de las finalistas, dieron el nombre de la ganadora, de la Miss Cachimbo 1998: Maria Alejandra Alba.
Esa noche bailé con ella, no como hubiese querido bailar, por que el ánimo no me dejaba. Fue un gran momento para mi, de la mano me llevó hasta sus padres que fueron a verla. La felicitaron y con mucho cariño su padre le dio un beso en la boca ,como muchos padres estilan. Ese hecho me impresionó bastante, no por el beso, sino por que afirmaba la ausencia de mi padre en ese momento y para momentos futuros, habrían logros que no podría compartir con él.
Encontrándome en otra sintonía anímica, y con Maria Alejandra "acosada" por todos los de su salón que querían celebrar y bailar con ella, me paseaba entre la disyuntiva de divertirme para calmar el dolor, o retirarme a la calma de tanto alboroto y alegría. La realidad no podía pasarse por alto y aún tenía que asimilarla, no me quedaron más fuerzas para seguir allí, me despedí de ella, y me llevé mi pena a otra parte.
- Otro día será- me dije.
En 10 años no he vuelto a bailar con ella.
- Otro día será- me dije.
En 10 años no he vuelto a bailar con ella.
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