Oscar Rivera
El caballero rezaba a Dios, a la Santa Madre, a su hijo, al EspíriTu Santo, los ángEles y arcángeles que protejan ese Amor que los unió. Les rezaba con una fe única, con una infinita inspiración pues ella a toda la divinidad lo había acercado.

Y en el rezo de una plegaria con la Magia de los cuentos de hadas,
sólo un besO pedía para romper aquél hechizo.

Y es que el amor que todo lo puede siempre triunfa, pues Dios actúa de maneras misteriosas, dándonos pruebas, acercándonos a él, con la más infinita gratitud.

Ella era su infinita inspiración, ella era su destino, pues este los unió de manera misteriosa y ahora ambos debían luchar por su amor, luchando de corazón por lo que realmente importa.

Y he aquí el caballero rezando de rodillas, echado y muchas veces de pie con la fuerza increíble de su corazón, pues este desbordaba una cantidad de amor como jamás se había visto.
Recordando cada palabra de amor que salió del corazón de ella, cada visión del futuro del caballero, que encontraba su misión a su lado, con la fuerza de un arcángel.

Su ser irradiaba una luz tan pura que se conectaba con los cielos, y sólo veía el amor de ella con la luz de inspiración que sólo ellos juntos podían alcanzar, salvándola de ésta manera de las garras de la maldad, tanto a ella como a su protegida.

La felicidad de un hogar sólido el caballero se lo daría. El corazón hermoso de ella así lo vería.
La abundancia que le otorgaron los seres divinos, los guiaron por la bondad, la verdad y lo que realmente valía en esta vida, pues en la felicidad ellos encontraron su fuerza y la felicidad los unía.

Sí de actos recordara era salvar el corazón de ella inspirándose en todo lo bueno y por las expectativas de ella, pedía perdón a ella y a lo más puro, en cada siglo que pasaba.
(El caballero aún recordaba la promesa a Dios de visitarlo todas las fiestas de guardar, y con ella de llegar a su presencia para su bendición ante el altar)
"Un siglo sin ti" Chayanne