Oscar Rivera
Una vez aceptada la invitación en el facebook, porcedí a lo que la mayoría se dedica a hacer una vez agregado un amigo: revisar sus fotos, allí te enteras de su vida, es algo natural en el ser humano... o quizás es el morbo que siempre sugiere husmear en la vida de los demás para el posterior raje.
Revisando sus fotos me quedé mirando una con especial atención, pues conservaba la misma dulce expresión con esa maravillosa sonrisa y una tierna mirada. Como si el tiempo no hubiese pasado, me encontré de nuevo en 1998.



Todo empezó en la universidad un día del año 1998, sé que fue una mañana no recuerdo el dia, ni el mes.

Estábamos con unos compañeros en lo que fuera nuestra facultad de Derecho, en el local de la avenida Javier Prado, disfrutábamos de una amena charla post clases... que disfrutando, hablabamos tontería y media, cosas insulsas y nos reíamos por cualquier babosada y si no había de que, pues procedíamos a rajar de cuanto personaje pasara. Así que sentados próximos a la entrada de la biblioteca disfrutábamos de una panorámica vista de las escaleras que accedían a las aulas del edificio situado posterior a la casona.

Con la avidez de los solteros estudiantes de ciclos mayores nos disponíamos a realizar un casting cuyo objetivo era saber que nuevos elementos habían traído el último exámen de ingreso, nos valíamos para ello del cambio de hora y de la infalible hora de salida para proceder realizar una evaluación exhaustiva, pues hasta ese entonces el sistema de estudios era similar al de un colegio, uno tenía un salón fijo al cual asistían los profesores y los turnos eran mañana, tarde o noche, entonces sabíamos ¿que?, ¿adonde? y a que hora mirar.

Mientras manadas de estudiantes se acomodaban para bajar las escaleras, nosotros ya nos disponíamos al raje y así identificabamos a los variopintos personajes: el gilerito, el florero, el floro monse, el sin amigos (este por lo general bajaba al último y siempre solo), las chismositas que se agrupaban como amigas del alma, las jugadoras que las identificabas de lejos por la vestimenta y la forma de mirar, las intelectuales que intentabamos obviar ver, pero que sin embargo se hacían merecedoras a su respectivo raje:

- ahí está carajo!...esta si vino a estudiar...

...y procedíamos con las descripciones escogiendo las más destacadas en cuanto a chasis se refería, algunas fueron bien dotadas, mientras otras... "bueno pues... ya pe' que importa".

Como sea todos ellos con una evidente forma de llamar la atención cada quien ubicándose en el grupo que quería, ah pero eso sí "osea!!!" todos querían ser de "La-Gentita" manyas?, algunos no encajaban ni por casualidad, mientras que "Las-chicas" pues no se esforzaban mucho ya que los tiburones de acequia y los tiburones de verdad, se encargaban de reventarle tantas flores y a perseguirlas cual "Chester a Spike". Esto hacía que se les suban los humos rápido y a convertirlas en las top de las más rankeadas, eso implicaba que todos se las querían levantar.




La fauna también nos mostraba aquellas que se juntaban con las más bonitas aunque ellas no lo fueran, esto les permitía estar en el grupo. Cuatro años de examinar a tanto especímen uno ya sabía como era la cosa. Y así bajaban : extroverditas, voluptuosas, sencillas, guapas, arrogantes, desinteresadas, metaleras, mientras abajo el "team calificador" integrado por: Christopher Mazzetti, Freddy Vracko, quien les habla y algunos esporádicos voluntarios de turno, nos encargábamos de rajar cual viejas chismosas, a poner nota en cada categoría.

Entre tanta risotada y comentarios tontos, Christopher comentaba que...

...[Simplemente quedé absorto mirando hacia lo alto de las escaleras, siguiendo con mirada incrédula a una nueva clasificación: Un ángel.
Así sin percatarme de lo que sucedía a mi alrededor, la acompañaba en todo su recorrido desde el quinto hasta el primer piso. El tiempo pasó lentamente de tal forma que quedó grabado en mi memoria y el sonido desapareció.
Quedé hipnotizado mientras el mundo se detenía ante lo que para mi era enamorarme a primera vista, divisando a lo lejos su rostro angelical con la contemplación de alguien que acaba de tener una revelación.
Empecé a avivar algo dentro de mi, que me invitaba a abrir la puerta de mis sentimientos. Mi corazón ultimamente no había sido usado así que supuse que cupido estaba haciendo lo suyo y que yo debía hacer lo mio. ]...


- Guey! te estoy hablando! - exclamó Christopher, a la vez que me daba un empujón para que reaccione.

A lo que, regresando a la realidad me sonrojé al advertir que de seguro estaba con una cara de imbécil, y que el empujón lo notó hasta el Decano, hecho que no debería ser notorio para la chica que acababa de ver, sino que roche!! ¿se habrá ganado? me preguntaba.
- ¿Qué pasa?- preguntó alguien
- esa chica me parece linda - les dije
- Sí, es bonita pero... ¿en que grupo la clasificamos?
- No!, queriendo aclarar que no era parte de nuestro absurdo pasatiempo
...en serio me gusta...osea, ella no juega
Y un masivo apabulleo concluía diciendo en la jerga respectiva: ya pues metele floro de una vez , total a ti todos te conocen que de seguro te atraca al toque.
Lo que en buen castellano quiere decir: "ya pues háblale de una vez, total a ti todos te conocen que de seguro te hace caso ahí mismo."


Cobardemente, mientras trataba de entender lo que sentía, y de no ceder a la timidez que huía de un rechazo, trataba de hilar una estrategia para saber cómo me iba a acercar, y a ello desatiné a decir: Ya habrá tiempo, tengo que esperar el momento oportuno.
- Sí huevón, quédate esperando que ahorita alguien más se la levanta- concluía Freddy con una carcajada.

Desde ese día tuve otra asignación en la universidad: hacerle la guardia a la hora de salida y/o cambio de hora.