Oscar Rivera
La Elfa preguntó: ¿y ahora que vistes?
El caballero respondió: fueron muchas cosas, demasiadas imágenes juntas.
Y procedió a contar un sentimiento, que surgía entrometidamente dentro de sus plegarias, durante todas aquellas noches que se convirtieron en  su largo Adagio, aquel que duró muchos cuentos nocturnos, aquel que recríminábale en su soledad...

Son como imperios de ilusión destruyéndose, como si las ideas más radicales se asomasen furibundas, tornando la cordura contra sí misma para ahogarse en sentimientos encontrados. Era como el orgullo te restregaba el hecho de vivir o sobrevivir una penuria, y que con alevosía te reprochaba aún más la sensación de aquella soledad nocturna que invadía los lugares más recónditos de tu calma, en aquel silencioso pero demasiado cargado sentimiento nocturno. 

Aún mantenía espacio para ciertos atisbos de cordura. El recuerdo de su recordada y querida amiga Hada Aloap, quien alguna vez en su debacle más dolorosa, le aconsejó: 
Si es por amor haz lo que tengas que hacer y no dejes de hacer, pues habiendo entregado todo te sabrás que con ello luchaste hasta el final, aunque no sepas cual fuera el resultado, y si este en un futuro no te gustase, tienes la certeza de que diste todo de ti, coincidían los 2 en ideas, y ella tan bondadosa y amorosa como siempre llevaba esperanza de guía a su abatido corazón.
Inspiradoras palabras cuyo origen doloroso atacaban cual ráfaga de continuos recuerdos, tornando lo que debería ser un olvido en una constante reiteración de ideas que fomentaban una actitud resentida.



Solitario, el camino que has escogido, una camino agitado, sin vuelta atrás. Un día tú, tú encontrarás tu luz nuevamente, Tú no sabes? No te dejes, se fuerte. Sigue tu corazón, deja que tu amor te guíe a través de la oscuridad , vuelve al lugar que una vez conociste, Yo creo, Yo creo, Yo creo, en ti . Sigue tus sueños, sé tu mismo un ángel de bondad, no hay nada que no puedas hacer, Yo creo, Yo creo, Yo creo, en ti. Tú sólo, tú te iras fuera sólo, con el corazón abierto al universo, que sigue su búsqueda sin mirar atrás, no esperes a que el día se levante. Sigue tu estrella, ve hasta donde tus sueños te lleven, un día los alcanzarás, si tu crees, si tu crees, si tu crees, en ti. Sigue tu luz, no extingas la llama que llevas dentro, en tu interior recuerda, Que Yo creo, Que Yo creo, Que Yo creo, en ti. Algún día te encontraré, algun día me encontrarás también, y cuando te tenga cerca, sabré que es verdad. Sigue tu corazón, deja que tu amor te guíe a través de la oscuridad, vuelve al lugar que una vez conociste, Yo creo, Yo creo, Yo creo, en ti. Sigue tus sueños, sé tu mismo un ángel de bondad, no hay nada que no puedas hacer, Yo creo, Yo creo, Yo creo, en ti. Yo creo, Yo creo, Yo creo en ti, Yo creo, Yo creo, Yo creo en ti. (I believe in you - Il Divo & Celine Dion)



No se dio cuenta el caballero que su lucha fue al mismo tiempo su perdición.



Como ya referí antes nunca fui una persona temerosa, en situaciones extrañas (paranormales), sin embargo el grado de impacto que causaban las continuas pesadillas a sabiendas de lo que sucedía alrededor mío, dejaban en mi una suerte de impotencia mientras hacía lo humanamente posible por sobreponerme a ellas, sentía  que no estaba sólo en mi propia habitación y tan sólo pensar dirigirme hacia el baño que estaba a escasos metros me causaba escalofríos, el levantarme implicaba experimentar una serie de extrañas sensaciones, creyendo entender a que me enfrentaba en aquella penumbra, sentía miedo y noche a noche esperaba salir airoso de ese conflicto, abatiéndome entre el temor y la fe.
 Aquellas noches de angustia, temor y  aflicción, me remontaban al único origen de ellas. Poco a poco había ido perdiendo la esencia de mi ser,  y  en todos esos meses estaba llegando al punto más álgido de todo esto, el punto culminante donde mi mente se desprendía de la realidad.
La soberbia que tenía para defender ciertos parámetros  lógicos de la religión y sus verdades desapareció, y aceptaba cuanta manifestación religiosa que llegase a mí, pedía consejos del porque estaba tan perdido, por que no entendía que sucedía alrededor mío o por qué no estaba a la altura de repeler este conflicto, analizándolo desde otro punto de vista, creo que lo repelé más allá de lo creíble.
 Mis concentraciones de energía como aquella vez cuando toqué la pantalla para sentir a M.A. no existían ni por asomo, aquella forma de encenderme se desvanecía como si se tratase de sólo un suspiro,era un golpe de aire que exhalaba de manera frustrada, mientras una inexplicable tortura piscologíca a través de extrañas imágenes tambaleaban en mi cabeza incrustándose cual agujas, desfallecido sobre mi cama, exhausto me dejaba  resbalar  hasta el suelo y apoyado sobre mis rodillas iniciaba la conexión de plegarias que se me enseño desde pequeño.
Cuando hubo tomado consciencia el caballero, de aquella oscura  energía que sea acercaba acechante al llegar la noche, que ensombrecía sus mejores recuerdos, y que jugaba con la cordura de su mente, que llevábale a limbos de tortura, que quitábale lucidez y fuerzas durante la noche, para despertarle durante el día como si no hubiese despertado sino para mantenerse adormecido. Y es así que cuando hubo tomado concencia de ello, en un suspiro de cordura, de recuerdos y de promesas, se autoproclamó luchador y protector de un amor puro, de entrega desinteresada, a ello sumaríale un particular deber de protección a toda costa costa la pequeña “manina”, y una ensañada lucha contra quien había declarado su enemigo, tal cual lo dijo la gitana, tal cual lo confirmaba la vidente.
Noche a noche la programación nocturna sería: pesadillas, un despertar intempestivo, vivir momentos de angustia aflicción  miedo, sentarme y rezar, transpirar agitado, concentrar mis fuerzas contra aquella opresión en el ambiente, procedía a arrodillarme e intentaba meditar rezando, pidiendo fuerzas a lo más divino que existiera en el universo trataba de ser uno con esa fuerza, que me diera razón entendimiento y fuerzas para continuar, y rezaba inspirándome en el amor puro de aquella criatura que aun no portaba el sello divino, era demostrarme invencible en el plano espiritual, capaz de luchar contra cualquier fuerza negativa que procedía a manipular situaciones. Pero ya había sido tarde cuando tomé conciencia de ello, me di cuenta  q no estaba en la capacidad de repeler sólo , todo el trabajo que se había venido  forjando meses atrás.
Débil con más errores que aciertos, continuaba refugiandome en la fé, pidiendo a  aquellos seres de otras dimensiones: ángeles y arcángeles,  rezando a Dios pidiéndole capacidad de entender  esta prueba de aceptarla de soportarla de superarla y de aprender de ella pero que me permita salir triunfante, que me enseñe cual es el camino que me de repuestas hacia q camino tomar.

Ironía de la vida.- Quizás fue un mensaje que no supe entender en su momento.
Mientras la luz del día protegía mi sano juicio, intentaba distraer mi mente de aquella angustiante realidad, obviar el hecho de vivir sin ellas, y no obstante aquel esfuerzo, durante esa semana cada vez que tomaba un bus para dirigirme a algún lugar escuchaba a Leo Dan en lo que consideraba un sarcasmo de la vida, cantando : “mary es mi amor” o una continua tortura hacia mi diaria convicción de saber lo que pensaba… el colmo fue aquella vez en que tomé un taxi y por la ptm!! la misma canción : oiga maestro, puede cambiar de radio por favor….


Dentro de mi me preguntaba que carajos quiere decir eso. Mirando al cielo decía: ¿osea? no te entiendo. Cuando se aproximaba el atardecer me preparaba para el suplicio nocturno nuevamente. Trataba de acostarme lo más cansado posible para tener un sueño profundo y largo que me permitiera seguir dormido hasta la mañana siguiente. Pero cual ritual a la misma hora todas las noches me levantaría luego de pesadillas para sentir el mismo pánico nocturno a las 3:00 am aproximadamente.
De essa manera noite tras noite el cabaliero disponíase a ponerse su armadura para la afrenta de aquellas ánimas o demonios.

Una noche tenía mucosidad en la nariz, caray! que molestía de seguro que mañana amaneceré resfriado. Necesito tomar valor para ir al baño y traer papel para limpiarme, dejaré un poco acá y así ya no tendré que estar haciéndolo varias veces, me atormenta demasiado levantarme en esta oscuridad. 
Poniendo la mano en mi nariz, con alguna gotera en el camino logré mi cometido, rezando, y desafiando cualquier miedo interno mi desplazamiento fue en total oscuridad. Sujeté levemente aquel papel, puesto que mis manos no tenían ni fuerza para hacer puño y así retorné.
La noche siguiente fue igual, se sintió el mismo malestar y recuerdo que hubo más fluido que la noche anterior, y aunque felizmente recordaba tener suficiente papel para no levantarme, aquella sensación por la boca me inquietó demasiado, tanto así que la curiosidad fue mayor prendí todas las luces y al ver mi reflejo en el espejo tenía nariz y boca sangrando. Comprobaba recién que la noche anterior había sucedido lo mismo.
Me tendí en la cama como de costumbre, me resbalé por no tener fuerzas para levantarme, para poder quedar de rodillas en posición de oración, y entre conflictos de pensamientos, hice mi pregunta, mi respuesta fue dada, con la claridad de quien escucha ser llamado por alguien.
La noche recién empezaba.