SEXTO SENTIDO

Algún otro día tocaríamos nuevamente la pantalla y sentiríamos como si en realidad nos estuviésemos tocando, yo tenía la idea de cómo hacerlo, lecturas, experiencias, conversaciones con gente entendida en el tema, todo ello hizo que siempre me interesara  por este tema.

Siendo firme en su decisión por el miedo que esto le daba, empezó a contarme algo   

Ante su insistencia temerosa me dijo:

Traté de calmarla, de darle valor y confianza en sí misma. Luego ella complementó la explicación su miedo, con algunos hechos particulares que le habían sucedido antes en ciertas situaciones. Me contó que veía una niña que la seguía todo el tiempo, valga la aclaración, veía el alma de una niña. La vio acá en Lima y la volvió a ver en España . Finalmente por medio de su abuela paterna y unas tías por ese lado de la familia entendidas en el tema, lograron que esta niña pueda ir hacia donde debía.

Con este tema empecé a explicarle acerca del don de la percepción que tienen ciertas personas, y  me contó del don que ella tenía, pero ella no lo veía como un don sino como algo que le causaba miedo, ya que algunas veces tuvo visiones distintas cuando era niña, de las cuales no le podía dar explicación.

Habiendo tocado temas paranormales le conté acerca de una experiencia que tuve en la adolescencia en mi casa.

Tenía yo la costumbre de dormir con la puerta cerrada y la radio prendida. Mis padres se habían ido de viaje por lo que me encontraba sólo en la casa. Con esa inquietud de quien está tendido en la cama sin sueño sin saber por qué tome atención al sonido que venía del patio de mi vecino, pensé- debe estar martillando una silla, o algo por el estilo, q más da.

Tomé atención a la hora que referían en la radio y eran alrededor de las 11.20 pm. Ante esto dije: que pendejo este para estar haciendo bulla a esta hora. Dicho esto me levanté y miré a través de mi ventana, percatándome que la luz de su patio estaba apagada.

Pensando que quizás el sonido de la radio al lado de mi cama, distraía el hecho de poder conciliar el sueño, la apagué, y cerrando los ojos escucho de nuevo el sonido de golpes en madera, 3 veces. Abro los ojos y me percato que el sonido no venía del patio de mi vecino, pero tampoco sabía exactamente de donde provenía.

Tan sólo con la inquietud de no conciliar el sueño observaba a oscuras el techo de mi cuarto, esperando escuchar ese sonido, para requintar al posible otro vecino.

Esperando un buen rato a punto de conciliar el sueño, escucho de nuevo aquellos golpes (toc, toc, toc)

Me pareció escuchar que el sonido venía de la puerta de mi cuarto, que se encontraba en un ambiente contiguo.

Pasó un rato hasta que pudiera escuchar de nuevo el sonido pero esta vez fue más leve.

Pensé q era mi vecino que podría estar haciéndome una broma a sabiendas que mis padres habían salido de viaje. Entonces para cerciorarme de ello , me tendí en el suelo mirando en dirección a la puerta, de esa manera aprovecharía la tenue luz del pequeño hall y podría ver cuando mi amigo se paré delante de la puerta. Mirando un buen rato, escuché como sonaba los golpes en la puerta como cuando alguien quiere entrar.

Tranquilamente, me paré y me recosté en mi cama, mirando al techo nuevamente me puse a meditar: veamos qué es ese sonido  y mientras trataba de entender eso sonó más fuerte (toc toc toc). Me levanté de improviso y a sabiendas q para espantar todo tipo de presencias debes insultarlos, sin miedo abrí la puerta y como si hubiese sido el mismo ventarrón producido al abrirla sentía algo atravesaba mi cuerpo al mismo tiempo que toda la piel  se me escarapelaba, luego de ello vociferé lo que tenía que decir, lo curioso de todo esto es que no tenía miedo sino más bien me intrigaba. Luego de los respectivos improperios, miré hacia una mesa con imágenes de santos y la tenue luz que venía desde allí en ese pequeño hall , y dije: ya pues díganle que no joda.

Cerré la puerta de mi cuarto, me volví a acostar y  al rato de nuevo los golpes pero esta vez más despacio y le dije: Ándate a la mierda!

Al rato me quedé dormido sin escuchar golpe alguno.

Cómo que funcionó, ¿ verdad?

(Esta sólo sería una de las tantas experiencias que le conté)

Ella me contaría de sus presentimientos, cuando siente que algo va a suceder, cuando se va a encontrar con alguien sin haber acordado hacerlo, de alguna vez en su trabajo acerca de un incendio que inconscientemente presentía.

Pero así también cuando conversábamos de estos temas para tratar de explicárselos, habían cosas que no entendía, e inclusive  que no quería saber por qué no le traía gratos recuerdos, alguna vez le comenté que poco a poco, luego habrá tiempo para aprender y entender, hasta ello guardé silencio de todas las cosas que percibía pensando en protegerla y no ponerla nerviosa.

Craso error.