...Retornando a Febrero del 2009...
Luego de haber aceptado aquella invitación al facebook, luego del comentario y luego de la exhasutiva revisión de su álbum de fotos, encontré un común denominador en todas ellas, y es que para rajar uno debe de enterarse bien las cosas, para no quedar como un mentiroso calumniador, en ese sentido, el morbo indagador no había quedado conforme con lo que había observado hasta entonces, o mejor dicho con lo que NO había visto hasta entonces, y es que el referido conde, faltaba en todas ellas.
Procedí a analizar los posibles porqués de su ausencia:
a) Era un personaje público con fotos privadas
b) Habrá subido sólo algunas fotos
c) Estaban peleados o de viaje, (considerando que había una pequeña)
d) En el peor de los casos había quedado viuda.
Era lo más razonable que se me ocurría para apaciguar cualquier esperanza platónica de antaño.
Así que con aquella insatisfacción procedería a buscar el momento oportuno para preguntarle por ello (otra vez el "momento oportuno", allí vamos de nuevo).
Uno de esos días pudimos chatear y procedimos a actualizarnos a grandes razgos de los chismes generalizados de nuestras vidas, empezando por la familia, ella estaba casada, vivía en España y tenía una hija, luego vinieron otros temas sobre el trabajo, temas socioculturales, mis ánimos de estudiar en Francia o Inglaterra, la crisis financiera mundial, sobre amigos o conocidos en común de la universidad y todo tema en cuanto se pudiera hablar.
Ganada cierta confianza y actualizado en la mayoría de los chismes, con la sutileza de un rinoceronte procedí a hacerle referencia sobre la ausencia de su esposo en las fotos.
Su respuesta no me causó alegría pero sí espectativa, y es que había obviado una opción al ponerme en el peor de los casos, y ésta opción era la infalible "e)":
e) Ninguna de las Anteriores
Mientras me respondía, repasé todas las fotos mentalmente, encontrándome con su perdida mirada en una de ellas, la cual para ser muestra de ternura, me inspiró cierta aflicción. Y aquí señalaríamos otra opción:
f) Estaba separada.
Y lo estaba desde antes que naciera su pequeña. Pude entender que hay matrimonios jóvenes que no duran mucho... me di cuenta que no tenía idea de la edad del personaje incógnito.
Para no ser muy metiche con tan delicada noticia, y enfocándome en pisar tierra, procedí a hacer comentarios sobre su relación: que de seguro todo mejoraría, que las cosas se areglarían con el tiempo. El hecho de por sí me conmovía, no podía imaginar por todo lo que podría estar pasando, con cierta tristeza solidaria quería ayudar a su felicidad.
Pero a ello me dijo que: las cosas llegaron a tal punto, que ya no hay retorno. Entendiendo que era una "discusión" de pareja pensé que era una exageración, como cuando uno está enojado y dice lo primero que se le cruza por la cabeza sin pensarlo.
- Bien calmada que estaba ella.
De un momento a otro me convertí en consejero matrimonial, tratando de ser imparcial, puesto que las peleas de pareja son de 2, si te metes a defender a uno de ellos ten por seguro de que cuando se amisten tú saldrás mal parado.
Analizando y recordando una clase de medicina legal, concluía que la influencia del estado puerperal de por sí ya había pasado más de la cuenta, por lo que no podía influir en su decisión.
- El panorama está cambiando. (me decía en silencio)
Preguntando acerca de la vida del susodicho y para despejar la incredulidad sobre el tal conde (título nobiliario referido por el amigo de un amigo), me di cuenta que era un simple mortal, común y corriente, bueno más corriente que común. Al margen de ello cuando hay amor no importan los títulos nobiliarios, sobre todo cuando no existen tales.
Hasta ahora estoy tratando de recordar quien fue el hijo de la playa (o su mala traducción sonora al inglés), que me proporcionó ese mal dato. Mientras, el panorama seguía cambiando.
Con la puerta abierta para preguntar lo que sea y poder sacar mis propias conclusiones, propias... "mías de mi".... no contadas por el amigo de un amigo... la verdad desde la fuente... contado por su protagonista, etc, etc. , pregunté con mayor detalle:
- ¿por que tanta certeza? y ¿desde cuando estaban separados exactamente?
ya que seguían en comunicación.
Grande fue mi sorpresa al saber su respuesta. El sujeto en cuestión (para no adjetivisarlo con tantas lisuras), la dejó con un mes de embarazo, la Noche de Navidad, hacía ya 2 años.
Si alguna clasificación de conde tendría, sería la de CONDE_NADO, desde mi punto de vista era tan desgraciado como el mísmismo Conde Drácula, con las disculpas de Vlad.
Entendiéndose que no es nada grato escuchar que alguien que tu quisiste mucho, la pasó fatal por culpa de otra persona, y que hubieras dado todo por estar en ese lugar y obviamente no hubieses cometido semejantes barbaridades.
Me comentó que, so pretexto de alpinista, disque se fue a acampar el muy Indiana Jones.Pero, por que ser mal pensados, ¿no? quizás tenía una identidad secreta y en realidad trabajaba como duende en la fábrica de Papa Noel.
Claro tan ardua labor era lo único que podía justificar semejante barbaridad, de modo que imaginariamente procedo a enaltecer su espíritu navideño, ya que de seguro se fue al Polo Norte a repartir regalos alrededor del mundo la noche de navidad.
Ese sacrificio y entrega total para una buena causa, no tiene precio, "para todo lo demás existe Master Card".
Mientras Maria Alejandra me alcanzaba los detalles de aquellos hechos, en mi cabeza se creó un mundo paralelo. Empezaba a recrear una historia que justificara su desaparición repentina en una fecha muy importante, en la que seguro su trabajo ayudaría a que los juguetes lleguen a tiempo, a hacer niños felices gracias al materialismo y consumismo inculcados en todos nosotros desde pequeños.
Luego lo imaginaba con su traje de duendecito trabajando codo a codo con sus compañeros duende para efectuar su despacho de regalos, culminando con un trabajo exitoso y cuya recompensa sería la celebración conjunta con todos los duendecitos el haber realizado su trabajo como debe ser.
Regresando a la realidad y no sabiendo explicarme el porque de ese lapsus recreativo, seguía leyendo los acontecimientos por mano de la protagonista, y súbitamente pise tierra al coincidir mentalmente con la verdadera causa de la desaparición del "Conde-mago-duende-Indiana Jones"
Hubo celebaración conjunta, claro! que sí hubo!, pero no con Maria Alejandra sino con su colega duende, ó ¿debería decir duenda?
Hecho del cual se enteró Maria Alejandra algún tiempo después, cuando supo que estuvo con otra "compañera navideña".
En mi viaje por Argentina aprendí una expresión que caería perfectamente aquí:
- Qué! h.p. ( y no me refiero a hewlet packard!)